La industria de la construcción permanece anclada en el pasado, arraigada a métodos antiguos que la hacen ser una de las industrias más tradicionalistas del mercado, mostrando una resistencia tenaz a las innovaciones que impulsan la eficiencia y la sostenibilidad, mientras en otros sectores, como el mundo de las comunicaciones se vive una cuarta revolución con adopción de tecnologías que emergen a diario.
Esta renuencia al cambio perpetúa una brecha tecnológica creciente que compromete la competitividad y el crecimiento. Mientras la industria global avanza a un ritmo exponencial hacia la digitalización y la innovación, la construcción tradicionalista se arriesga a quedar relegada por su falta de visión a mediano y largo plazo.
La ausencia de adopción de tecnologías disruptivas como BIM, Blockchain y Gemelos Digitales limita su capacidad para responder a los desafíos modernos, tales como la falta de presupuesto en un escenario donde existe una disociación en la economía entre la oferta y la demanda, generando inversiones en construcciones sin usos y obras elementales sin presupuestos, retrabajos innecesarios por falta de mano de obra calificada, proyectos con sobrecostos por planificaciones incompletas, desajuste entre la capacidad de producción y la demanda real, desbalance entre la oferta de materiales y la demanda de los mismos.
Esta disociación genera problemas como, ineficiencias en la producción y entrega de proyectos, retrasos y sobrecostos en la ejecución de obras, inversiones ineficientes en proyectos que no responden a las necesidades del mercado y falta de competitividad en la industria.
Es importante mencionar que esta disociación puede ser causada por factores como, falta de información y análisis de mercado, ineficiencias en la planificación y gestión de proyectos, limitaciones en la capacidad de producción y recursos, entre otras.
En base a esto, es crucial que la industria de la construcción busque soluciones para cerrar esta brecha y mejorar la eficiencia y competitividad en la entrega de proyectos actualizando y alineando su camino hacia las tendencias globales, adoptando enfoques innovadores que impulsen el progreso y la sostenibilidad.
La inacción puede tener consecuencias devastadoras en la economía, la sociedad y el medio ambiente.
Es hora de que la construcción abrace la era digital y se convierta en una fuerza impulsora del cambio positivo, liderando el camino hacia un futuro más eficiente y sostenible.
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